Trauma en la adopción
La historia de todos los seres humanos comienza en la vida intrauterina.
La historia de todos los seres humanos comienza en la vida intrauterina. Nancy Newton Verrier, una importante psicóloga americana en el ámbito de la adopción, menciona que todas las historias de vida incluyen la vinculación emocional entre una madre y su hijo, cuando éste está todavía dentro del útero. Cuando un bebe está en la panza de su mamá, ya se establece un vínculo entre ellos. Además, se ha comprobado científicamente que cuando un bebe nace reconoce la voz de su mamá, y hasta los latidos de su corazón. Entonces, si el bebe es separado de esta madre al nacer, puede registrar una diferencia entre esa mamá que él conocía y entre su nueva mamá. El bebe, por más pequeño que sea, se da cuenta de que no es la misma.
Como expresa Nancy N. Verrier, la vinculación emocional entre una madre y su hijo es un continuo suceso de eventos psicológicos, fisiológicos, y espirituales, que comienzan en el vientre materno y se perpetúan después del nacimiento. Y cuando esta evolución natural es interrumpida por una separación de la madre biológica, después del nacimiento, la experiencia resultante de abandono y pérdida deja una impronta en estos niños. Esta experiencia causa lo que para Nancy N. Verrier es una ‘herida primaria’, un trauma en la adopción. Todos los bebes y niños que son dados en adopción, sin importar la razón por la cual sus madres biológicas los dieron en adopción, van a sentir esa pérdida como un abandono. Y esta experiencia de abandono es una experiencia traumática que deja una marca.
Hay otras teorías que consideran que el parto en sí mismo es una experiencia traumática. A mí me gusta pensar en la adopción también como en un ‘pasaje’. La experiencia de ser dado en adopción me hace pensar en una sensación de pasaje. Y yo creo que ese pasaje, desde el nacimiento a otra Mamá, si bien deja una marca en el hijo adoptivo, esa marca se puede aliviar. Yo aspiro a encontrar la manera de poder paliar, mitigar este pasaje, y así lograr que sea lo menos traumático posible. Y después de haber leído y estudiado mucho, tengo mi propia conceptualización. En vez de hablar de ‘herida primaria’, yo prefiero hablar de un dolor. Un dolor que queda inscripto en algún lado, y el cual no se puede ni se debe negar. Pero que, definitivamente, se puede atenuar.
Para atenuar este dolor lo primero que hay que hacer es reconocerlo. Si podemos reconocer la pérdida y si podemos reconocer que hubo un trauma y que hay una marca acompañada de un dolor, después lo podremos mencionar. Y es importante poder hablar de esto, que nos atraviesa a todas las personas que hemos sido adoptadas, sin importar la edad que teníamos cuando esto sucedió. Cuando logramos hablar de esto, y nos familiarizamos con las palabras trauma, abandono, y dolor, es cuando podemos sanar y aliviar el sufrimiento.
Seguinos:
*El grupo La Voz del Hijo en Facebook es un grupo cerrado exclusivamente para quienes son hijos adoptivos.